Después
En el corazón del Cabanyal, un barrio con alma, Ramón Giménez, educador y antiguo alumno del Colegio Santiago Apóstol, está tejiendo un futuro mejor para jóvenes entre 13 y 17 años. A través del fútbol sala, este entrenador comprometido ha creado un refugio de esperanza para chicos y chicas que enfrentan la adversidad con valentía.
Las dificultades que enfrentan estos jóvenes son muchas: falta de recursos, un contexto a veces marcado por la desmotivación u otras circunstancias… Pero en la cancha, demuestran una resiliencia admirable. «Verlos llegar a los entrenamientos con esa ilusión, con esas ganas de superarse, es lo que nos impulsa a seguir adelante», confiesa Ramón con emoción.
El fútbol sala se convierte en una herramienta de transformación. No se trata solo de goles y victorias, sino de aprender disciplina, trabajo en equipo y, sobre todo, creer en sí mismos. «Cada pase, cada gol, cada celebración es una victoria contra la adversidad», añade Ramón.
Uno de los momentos más especiales de la temporada fue la llegada de los nuevos equipajes. Diseñados por los propios chicos, con los colores de su identidad y el escudo del colegio, estos uniformes no solo mejoraron su desempeño en la cancha, sino que también les dieron un impulso de orgullo y confianza.
Ramón Silva Fernández, uno de los jugadores, nos comparte su experiencia: «En este equipo encontré un ambiente de apoyo y amistad. El entrenador siempre estaba ahí para nosotros, celebrando cada logro. Jugar al fútbol sala fue una experiencia increíble, diferente a todo lo que había vivido. Me siento agradecido por haber formado parte de este equipo y de este colegio».
¡Nos vemos la próxima temporada!